SANTANDER EN LA MEMORIA
De Cuatro Caminos a Calvo Sotelo.
No recuerdo cuanto tiempo hace que no te veo, pero no importa, mi alma esta contigo, y no hay un día que no me acuerde de ti, de tus calles, de tu brisa de tu lluvia y días grises, de tu alegría y tu sol, de tu furioso mar, ese mar que no lo hay en ningún sitio.
Desde Cuatro Caminos, recuerdo aquellas tardes de café en el Verdoso, en la Peña la Carmencita, viendo como en el corro, el Tete Rodriguez birlaba bolos sin parar, y las palmas echaban humo, cuando tiraba el emboque, que alegría y que ambienté de este deporte muy nuestro.Bajando por la Alameda por la calle Burgos y la calle Vargas, con sus puestos alegres y su bullicio, me sentía feliz, estar en Cantabria, y en Santander ya es motivó para estar feliz. Recuerdo cuando ya entrando por Boo y Maliaño, en ese Talgo procedente de Madrid, ya me cambiaba la cara y cuando bajaba de el y pisaba el suelo de la vieja estación de renfe empezaba a respirar airé puro, un aire que sólo en Santander se respira. Cruzando el túnel de Tetuán, me gustaba perderme por las calles de la vieja Santander, por la calle Cervantes arriba y pararme a tomar un café en La Flor de Villacarriedo y uno de esos emparedados de hojaldre que estaban tan ricos. Llegaba al ayuntamiento, cuantas veces he estado en su plaza, con su fuente siempre alegre y cuantas veces he ido a ver cuando nuestros remeros, de Pedreña, Castro,Astillero,Santoña etc, recogían la bandera de Santander ganada a base de paladas y bogar por las aguas de la bahía, que orgullo, que unos de los nuestros se llevasen nuestra bandera. Me encantaba ir a la plaza de la esperanza, el mercado de Santander, con su bullicio y puestos multicolores, en el exterior donde encontrabas toda clase de frutas y verduras, antes de entrar en el mercado, donde vendían sus ricos manjares, Quesucos de la tierra, su pescado y carne, y sus ricos embutidos, yo siempre iba a un puestecito que había y compraba morcillas de Santillana del Mar, y el rico quesuco de nata de La Cavada de Peña pelada, que manjar, este pedido era obligatorio por mi madre y llevarlo a Madrid,. En mi casa era costumbre comer el queso con el plato vuelto, jamás he probado queso tan bueno de nata como ese.
Enfrente la calle Alta, donde nació mi madre en la cuesta del hospital, es un orgullo ser del cabildo de arriba, la calle de Pereda en Sotileza y el orgullo y costumbres de los Santanderinos. Continuara............
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