ASTILLERO, SE PASEA POR LA CONCHA




Es la primera vez que Astillero gana la Bandera de La Concha, pero pocas veces una trainera ha ganado con tanta superioridad sobre el resto. La segunda jornada de la regata, celebrada ayer ante una multitudinaria audiencia arremolinada en el puerto, las orillas y en decenas de embarcaciones, se presentaba sin emoción. Nadie discutía que Astillero se mueve esta temporada en otra órbita. De todos modos, ese día sigue atrayendo al público porque no deja de ser todo un espectáculo.

Astillero volvió a volar sobre las aguas de la bahía donostiarra. Había poco oleaje, un leve viento, un día soleado... En fin, unas condiciones perfectas. Los cántabros empezaron a abrir metros con el resto y enseguida se vio que su rival no era Mecos, que había quedado segundo el domingo anterior, a 25 segundos, y que esta vez se vio fuera de sitio; ni Orio, que mejoró ayer pero de manera insuficiente para ver de cerca la popa de la trainera cántabra; ni Pasai Donibane, el último invitado a la tanda de honor. El verdadero rival de Astillero era el bote de Donibaneko Arraunlariak del año 1995, la embarcación que posee el récord de la Bandera de La Concha.

Los remeros de la San José XII intentaron batirlo y, aunque su inmediato perseguidor marchaba más de diez segundos por detrás, se empeñaron en una lucha consigo mismos. Al pasar la ciaboga, en el camino de vuelta, todavía aceleraron más. Se tumbaron sobre el banco, palada tras palada, sin dejarse llevar en ningún momento, con Izortz Zabala al mando. Al final, consiguieron un tiempo global, entre las dos jornadas, de 39 minutos, 15 segundos y 54 centésimas, justamente 66 centésimas más del récord de 1995, que por tanto sigue en pie.

Le faltó esa guinda a Astillero, pero no había ni sombra de decepción entre la gente de azul. Todo lo contrario. Al fin y al cabo, la trainera de Astillero es novata en esto del triunfo en La Concha. "Es un momento histórico. Parecía inalcanzable, pero el trabajo y la insistencia nos han permitido aprovechar este oportunidad", admitía José Manuel Francisco, el entrenador, poco después de acabar la regata.

Entonces, empezó la fiesta. Los ganadores recibieron de manos del alcalde donostiarra, Odón Elorza, la Bandera, siguieron luego con el ritual de los campeones, con los remos en alto y disfrutando durante una hora de los aplausos por toda la línea de costa y en la bocana del puerto. La Concha es especial, sobre todo por la marea humana que la rodea. Siguen dominando el amarillo de Orio y el rojo de Castro, pero ayer se juntaron más banderas azules que nunca.

Quedaba un asunto por aclarar ayer al mediodía. A quién le correspondía la segunda plaza, un puesto que vale para cobrar 12.200 euros y para ganar un poco de autoestima. No es habitual que de la primera a la segunda jornada cambie, pero Mecos se quedó sin ella. Orio reaccionó y terminó ganando a los gallegos por tres segundos en el cómputo global.

Castro, que ganó la tanda de consolación después de una pequeña revolución interna (Lujambio sustituyó a Korta como patrón, cambió a dos remeros e incluso la embarcación), se coló en la cuarta posición definitiva. Aventajó en sólo un segundo a Hondarribia, la trainera que dio emoción a la jornada con una remontada que encareció la victoria de Castro en la primera regata. Pasai Donibane, Cabo da Cruz y Ur Kirolak completaron el cuadro.

La primera vez

No para todos los miembros de la tripulación de Astillero ayer era el primer día que hacían ondear la Bandera de La Concha. Sí para el presidente, Víctor Sáinz de la Maza, uno de los que más disfrutó del momento, subido a la trainera, saludando a diestro y siniestro.

También para el alma del club, el gallego José Manuel Francisco, que después de ocho años regateando con varias traineras en La Concha por fin lo ha logrado.

En cambio, para otros representaba el tercer año consecutivo en ganar la Bandera. Por ejemplo, José Antonio Vázquez, Champán, el proel de la trainera, ha dejado Castro este año para ir al club vecino. El mismo camino siguieron sus compañeros José Antonio Acebal y Quique Vitoria. Otros remeros de Astillero también habían ganado antes en San Sebastián: Juan Carlos González (de 40 años, ganó en 1985 con Santurtzi), y los rumanos Sorin y Valise Matei.




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